Cuando la cigüeña golpea a tu puerta (Para aquellos que esperan un bebé)

Post dedicado a Diego (Deylato), futuro papá bajajero y para los otros miembros que no conozco que están en camino de ser padres...

Cuando la cigüeña golpea a tu puerta

Hace unos años, los hijos eran el resultado obligado y natural del matrimonio. Desde que se perfeccionaron los metodos anticonceptivos, un hijo es resultado de un proyecto largamente pensado, como el de olvidar comprar preservativos de buena calidad.
“ Mi amor, estoy embarazada”
¿QUEEEÉ?
Nunca es fácil digerir la noticia de que llega un hijo.
Te puede hacer feliz o te puede preocupar. Pero no lo tenías planeado.
¿Ser padre?…¡Si sólo tenés treinta canas!
Ese es el punto en los hombres. De tan lejana que les resulta, la idea de ser padres no les llega pronto. Dice la psicoanalista Françoise Dolto que a ningún varón se le ocurre la idea de ser padre hasta tanto empieza a tomar conciencia de que él no es eterno, y de que algún día morirá.
Las mujeres – siempre tan equivocadas- creen que al novio se le va a encender el instinto paternal como un Magiclick por decirle en la calle “Mirá que amor ese bebito”, señalando a algo que para el novio es un algo obeso y babeado. No, muchachas: las ganas de ser padre no le aumentan a un hombre viendo escarpines, sino viendo cómo aumenta la cantidad de canas en el espejo del baño. O sea que lo que debe hacer una mujer con el reloj biológico con la alarma sonando todo el tiempo, es decirle al novio “¡Uy, cuántas canas tenés!” cuando se está poniendo el preservativo o “Mi amor, te estás quedando pelado” cuando está por llegar el orgasmo.
Imagino cómo te sentirás con la noticia de que tu mujer espera un bebé. Perdido como Adán en el Día de la Madre. ¿Qué se hace cuando tu mujer pasa de ser un sex symbol a una incubadora con ruleros? Creo que no hay hombre en el planeta que sepa cómo reaccionar a esta sorpresa. Porque lo primero que piensa no es “de quién” sino “¿De qué estás embarazada?”. Claro, ella tampoco sabe qué es lo que lleva adentro. ¿Un alien? ¿Un hongo venenoso? ¿Un diputado del mañana? ¿Un científico loco? ¿Una cantante lírica con la nariz de tu abuela Rosario?
En las películas de amor, los hombres se emocionan y le besan la panza. Okey, copiémonos de Kevin Costner, emocionémonos y besémosle la panza, para que ella se lo cuente a sus amigas y las otras se mueran de envidia. Pero vas a tardar un rato en darte cuenta de que no es una broma lo que te dijo, ni hay una cámara oculta detrás del potus.
Por más que la acompañes a hacerse ecografías, uno tampoco entiende mucho de lo que se ve en la pantalla. Un hombre padre de cuatro hijos me dijo que todo lo que él veía en la ecografía era un hijo sacándole la lengua, preanunciando el trato que él recibiría después. Ahora hay ecografías a color en 3 D donde se ve claramente que tu mujer está por parir un muñeco de cera, lo que tampoco ayuda demasiado a hacerse la idea de que uno será padre.
La certeza de que uno será padre suele aparecer al sentir con la mano los primeros movimientos del feto en el vientre materno, con lo cual todo padre acaba convencido de que tendrá un hijo futbolista, y - por qué no - campeón mundial. También creen que comprándole la camiseta de Boca tendrá un hijo bostero.. Pero cuando crezca, será del cuadro que se le antoje por las mismas sesudas razones que llevaron al padre a ser de Boca: “Me gustaban los colores”. Los hijos son así. Un poco como las amebas, no caminan por acción sino por reacción: veamos qué quieren de mí e intentemos lo opuesto.
Todavía tenés tiempo para hacerte a la idea.
Ahora que tu mujer está embarazada, dedicate a ella. Mimala, acariciala y tratá de sostener con ella largas conversaciones filosóficas en cenas románticas degustando exquisiteces, porque te quedan sólo nueve meses para poder hacer esto por última vez.
Dale todo lo que te pida: las embarazadas se antojan.
Y no comas a la par de ella: los embarazados engordan.




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Pongámosle un nombre

En la primera ecografía tu bebé se ve de lo más parecido a un camarón. Pero el tiempo pasa rápido, el camarón se convierte en langostino, el langostino en lagartija, la lagartija en monito tití desnutrido y así , de a poco, eso que infla la panza de tu mujer se va pareciendo a algo ligeramente humano, que merece un nombre.
- Si es nena le ponemos Rocío.
- Muy gallego. No pega con Pozdriwinsky.
- Mi amor, nada pega con Pozdriwinsky- te dice tu amorosa mujer.
- Pensá en algo más ruso, como Maia, Larissa, Natasha….
- Mi amor, hasta en Rusia son nombres pasados de moda… ¿Qué tal Charlotte?
- Mi vida, es nombre de postre. ¿No te gusta más Flan o Mousse? ¿ Y por qué no su versión española, Carlota?
- ¿Carlota? ¡Es un horror!.
- Es lo mismo que Charlotte. ¿No se llamaba Chaplin, Charlot? ¡ Es nombre de macho!
- Nombre de macho es Roberto.
- Para eso, pongámosle Roberta.
- ¡Eso es muy cruel!
- “ Roberta Pozdriwinsky!”…¡Es nombre de una mina fuerte, con personalidad!
- ¡Nadie se va a enamorar de ella, gordo!
- Ah, ¿querés que se enamore alguien? ¡Pongámosle “Garganta Profunda” Pozdriwinsky, y listo!
- Qué grosero. Vanina, Vanesa, Valeria, Virginia ….¿ No te gustan?
- ¡Me gusta la Coca Cola y no por eso le vamos a poner Coca! ¿ Por qué todos con V?
- No sé , me gustan . Yo quería llamarme Vanesa.
- ¡Pero ella no!
- ¿ Qué sabés, gordo?
- ¡Más gorda serás vos! Si yo fuera mujer no querría llamarme Vanesa.
- ¿Entonces qué?
- Algo exótico: Samantha,Cleopatra, Fairuz, Pamela …
- ¡Ajá! ¿Querés que tu hija sea prostituta?
- Bueno, está visto que no puede ser nena .Que sea varón y lo llamamos Roberto.
- ¿Roberto? ¡Qué aburrido! Pongámosle algo moderno, Santino, Donato, como mis abuelos.
- O Vladimir, como el mío.
- ¡Qué espanto, pobre chico! ¿Y algo distinto, como Rigoberto, Ceferino o Eusebio?
- ¿ Y como lo vamos a llamar? ¿Rigo? ¿Cefe? ¿Euse?
- O algún nombre autóctono, como Nahuel , Lihuén, Catriel …
- ¿Catriel Pozdriwinsky? ¡Es la pesadilla del indio tehuelche!
- Bueno, entonces, algo simple. Le ponemos José y le decimos Pepe.
- Podemos llamarlo Eugenio y decirle Genio. O, mejor... le ponemos Nabucodonosor, y le decimos Nabo.
- ¡Con vos no se puede hablar!

Finalmente, el nene nace y la discusión sigue. Los nombres de los hijos pueden planearse hasta el infinito, pero los dispone el azar, los nervios, o los abuelos.
Conozco un bebé cuyo padre quería llamarlo Oleg y cuya madre quería ponerle Axel, pero le pusieron Marcelo para partir la diferencia, porque nació en la calle Marcelo T. de Alvear, que por suerte ya no se llamaba Charcas.Además tuvo la fortuna de no nacer en una clínica de la calle Cucha Cucha o Carabobo.
Conozco otra beba que no tenía nombre hasta que la enfermera entró con la beba en brazos y preguntó “¿Son los padres de Camila?”, y por temor a que se la llevara a otra parte le dijeron “No se llama Camila, pero sí, somos los padres”. Y claro, le quedó Camila Pozdriwinsky, que no pega, pero de todos modos ya todos sabían que nada pega con Pozdriwinsky. (Perdón, la nena es Camila Shaknel Pozdriwinsky. Shaknel es nombre ona y significa “gallina”, como el padre. Y ahora que creció, la nena es de Boca).


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Parirás con el dolor de tu brazo

La participación del papá en los cursos preparto ha involucrado a los padres en el nacimiento quitándole misterio -y agregándole náusea- al asunto. Tanto obstetras como parteras les dicen: “No deben asustarse si se rompe la bolsa y su mujer descarga en la cama, el auto o el colectivo como cuatro litros de un líquido caliente que no es pis” , “ No deben entrar en pánico si estando en casa asoma una cabeza peluda por la vulva de su esposa” , “ Si ven sangre, no es que alguien corra peligro de muerte, sólo es que su esposa se ha desgarrado hasta la espalda”, etc.
Después de pasar por toda esta serie de preinfartos, lo obligan a entrar a la sala de partos, sea para acompañarla en el sentimiento o para desmayarse de la impresión. Hoy en día, el 95 % de los padres presencian el parto, contra un 5% que lo hacía en 1965. Los hombres de antes esperaban el parto fumando un cigarro en la sala de espera. Los de ahora, se toman un Lexotanil en el quirófano.
Históricamente, siempre se asumió que los hombres no tenían nada qué hacer en un parto. Ni siquiera el médico tenía nada que hacer, ya que las encargadas del proceso eran las comadronas: siempre mujeres, que son las que entienden al cuerpo femenino. Hoy en día, se sabe que los hombres siguen sin tener nada que hacer en la sala de parto, pero está mal visto echarlos.
Sin embargo, y dado que un hombre desvanecido no será de mucha ayuda, presenciar la cosa es una elección estrictamente personal. Llevar a la fuerza a un hombre a un parto es como obligarlo a inscribirse en un curso de paracaidismo. De todos modos, la cosa no es tan tremenda. Mucha más sangre hay en películas como “Pelotón”, y para entrar a un parto no hay que pagar entrada.
En el parto, el padre es el esclavo incondicional de la parturienta. ¡Vamos, es sólo por un ratito! ¡Y pensá cuántas camisas ella te viene planchando hasta el día de hoy!
Si ella no pide nada, basta con sujetarle fuerte la mano y prestarle el antebrazo para que hinque en él los dientes para no gritar del dolor. Esto hará que quien grite de dolor sea el padre, lo que logra que el sufrimiento se comparta, así como la dosis de anestesia peridural.
La madre que quiera parir en posición vertical jamás encontrará al sillón de partos listo en esa posición, por lo cual el padre servirá magníficamente de respaldo para que la madre se apoye con toda la fuerza de su cuerpo (que a esta altura pesa como 99 kilos) para lanzar al chico al mundo, sabiendo que atrás tiene un macho que la apoya, literalmente hablando.
El marido está ahí para dar palabras de aliento, susurrándole al oído:“¡Vamos que vos podés! ¡ Puaj! Digo…¡ Pujá! ¡Rajalo de ahí adentro!¡ Pensá que es una rata que entró en la cocina!”
El hombre debe proteger los deseos de la madre como un guerrero.Una madre sola y en un grito de dolor es presa fácil para cualquier enfermera que la acuesta a la fuerza y la ata a la camilla de cualquier sala de partos. Pero estando el papá presente, nadie se anima a pelearse con un señor de pocas pulgas que vocifera: “ ¿No escuchó? ¡ Ella no quiere que la acuesten!”
El papá está en la sala de partos para apantallar a la mamá cuando tiene calor, para cubrirla con una frazada cuando tiene frío, y para apantallarla con la frazada cuando dice tener calor otra vez ( Frases comunes de parturienta : “..Tengo frío ...Estoy sudando ..Tengos chuchos...Abran la ventana...Prendan la estufa...Tapame que estoy sudando...Me congelo...”)
Que es lo mismo que deberá hacer por siempre, pero a velocidad acelerada.
Pero fundalmentalmente, los padres en el parto sirven para que las madres vean en su rostro el momento exacto en que sale el bebé. Porque unan parturienta no le cree nada a los médicos, que hace horas vienen mintiendo con “No es nada” , “ No exageres” , “No te puede doler así” y otras sandeces. Y menos le creen cuando dicen por centésima vez “Ya sale”, y el bebé no sale. Pero cuando la mujer ve que en el rostro de su marido se abren los ojos como dos platos y se le cae la mandíbula y se pone blanco, ella finalmente se da cuenta que ese “Ya sale” es el único de verdad, y puja con más fuerza, hasta que el bebé sale .
La cara que pone un hombre al ver salir a su hijo es la misma que pondría al ver un Ovni de 500 metros de largo en la puerta de su casa: incredulidad absoluta.
Bueno, más vale que te lo vayas creyendo. Sos papá.



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La primera impresión es impresionante


Los recién nacidos no son bellos. Ni siquiera si son tuyos.
Casi nunca son rosados. Suelen nacer color blanco papel, que es cuando uno más se asusta, porque no parecen estar vivos. Pueden salir rojos como tomates, púrpuras como berenjenas, azules como un Pitufo, o cambiar de color como un camaleón .No tienen cuello y las uñas son larguísimas. Encima están bañados en una grasa que parece la que hay que descartar de algunos chacinados. Salen inmóviles, con la cabeza hundida entre los hombros y un aspecto totalmente chino, por lo cual suponemos que los padres chinos son los únicos que quedan encantados con el producto de los pujos de su mujer.
La primera impresión de un padre es que acaba de presenciar el nacimiento de algo que sólo se encuentra en los estantes de la sección “Efectos Especiales” de los estudios de Hollywood. “¿Mi hijo? ¡No, eso es un embrión de Alien!” El padre se hace en un segundo la idea de que saldrá en la tapa de publicaciones amarillistas y que será entrevistado por los cronistas de “Increíble pero Real” . La buena noticia es que el bebé toma rápidamente un tono rosadito, la cabeza toma una forma normal en un par de días. La mala es que no te van a entrevistar nada.
Es posible que el doctor aproveche que el papá está presente para pedirle en el parto que le corte el cordón umbilical. Probablemente el papá no reciba más instrucciones que “corte por acá”. Entonces va a tener tanto miedo de acabar cortándole el páncreas al bebé, que temblará como una hoja. No es imprescindible que el padre corte el cordón, ya que el doctor sabe hacerlo, y si el doctor no sabe, alguien del personal de seguridad del hospital sabrá.
Además, cortar el cordón no deja de ser un acto simbólico de ternura, cuyo significado tal vez podría traducirse en algo así como:
“Hijo mío, creíste que podrías permanecer para siempre junto al calor de tu madre, pero yo mismo en persona me encargaré desde ahora de separarte de ella impidiendo que tu sueño se haga realidad”, o algo así de dulce.
Lo que hay que tener en cuenta para cortar el cordón es:
a-Esperar que el médico indique a qué altura hacer el corte para no cortarle una oreja a la madre.
b- Evitar la ansiedad extrema: el cordón sólo debe cortarse cuando el bebé ya está afuera de la madre.
c-Impedir que un entusiasmo desmesurado lo lleve a querer cortar todos los cordones de los partos siguientes al suyo.
d- Recordar que hay que devolverle la tijera al obstetra.

Cortar el cordón tiene sus ventajas. Cuando la esposa al volver del trabajo le diga al marido:
-¿Cómo pudiste ponerle esa ropa al nene?¡Está hecho un desastre,ni lo bañaste y todavía no le diste nada de comer!
El podrá responderle:
-¡Ah, pero yo le corté el cordón, y vos no!
Y cuando los chicos crezcan y se pongan rebeldes, él podrá decirles:
“¡Ingrato! Yo te corté el cordón umbilical, ¿y así me lo pagás?”.

jaja me alegro que os haya gustado! espero q este todo yendo de 10 para ustedes dos! y yo sigo muy baboso con mi nena q el 9 cumple 3 meses!! es lo mas lindo del mundo!! lo que les espera es incomparable!!!! saludos a los 2!!... quiero decir... a los tres!!!

Mat*. escribió:

jejejej te emociono?????